El pasado 27 de septiembre se estrenaba en salas ‘Soy Nevenka’ la última película de Icíar Bollaín (‘Maixabel’, ‘El olivo’) escrita por Icíar Bollaín, Isa Campo y Nevenka Fernández. El filme, protagonizado por Mireia Oriol y Urko Olazabal, cuenta la historia real de Nevenka Fernández, una joven de la localidad de Ponferrada que cuando tenía 24 años se convirtió en la primera mujer española en denunciar por abuso sexual y acoso a un político.
Bollaín nos tiene acostumbrados a historias que tratan temas importantes y que están estrechamente relacionados con la situación socio-política del país, pero con este último proyecto ha conseguido llegar un poco más allá, reabriendo un debate aún no resuelto por parte de muchos ciudadanos españoles.
Cuando en el año 2000 la joven Nevenka denunció al alcalde de su ciudad, Ismael Álvarez, España entera tuvo una opinión al respecto. Era la primera vez en la historia de nuestro país que un caso de esta índole y así de mediático sucedía contra un político. En la película se reflejan a la perfección las consecuencias que tuvo este movimiento, y se elabora un retrato muy digno de la sociedad del momento: apenas nadie la creyó.
Las calles de Ponferrada, ciudad de la que Ismael era alcalde y Nevenka concejala, se llenaron de manifestantes en contra de la joven. La ciudad entera se puso en su contra y elaboró pancartas con mensajes y discursos muy hirientes. Esto, acompañado de la poca credibilidad que se le daba en los medios de comunicación, configuró un absoluto infierno para Nevenka, que ya llevaba meses y meses sufriendo el acoso y abuso de su jefe.
La película consigue generar un clima de tensión, impotencia y tristeza en cada uno de sus espectadores, pero más allá de eso, invita al público a reflexionar. Si bien es cierto que Ismael Álvarez fue condenado, la ciudad de Ponferrada sigue estando de su lado. Algunos por miedo, otros por convicción, pero lo cierto es que en el año 2011 el señor Álvarez sacó 5 concejales en el ayuntamiento de la localidad. A esto se le suma que la ciudad de Ponferrada no ha permitido que el largometraje se ruede en sus calles, y la producción tuvo lugar finalmente en Zamora.
La situación actual con respecto a la historia de Nevenka evidencia que en España el debate aún permanece abierto, y nos invita como colectivo a reflexionar sobre qué tipo de conversaciones y aprendizajes tenemos aún pendientes. Además, la película nos regala una bonita demostración de lo importante que es el arte, en este caso el cine, como herramienta para la divulgación y la información: contar este tipo de historias es casi igual de importante que ser conocedor de las mismas, porque las mantiene vivas y no permite que las dejemos caer en el olvido.
Y tú, ¿has visto ya ‘Soy Nevenka’? ¿Conocías su historia?
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