ROSE BERTIN, la madre de la alta costura

La que ocupó el puesto de modista de la mismísima María Antonieta se convirtió en precursora de la moda de lujo.

En el siglo XVIII que una mujer de origen humilde llegase a ser una de las figuras más poderosas de la corte era impensable, a no ser que, por ejemplo, fueses una muy buena amante del rey. Bertin llegó a codearse con la famosa María Antonieta, lo cual fue un trampolín para su trabajo popularizando el arte de la alta costura.

Rose nació bajo el nombre de Marie-Jeanne Bertin el 2 de julio de 1747 en Abdeville (Francia), perteneciente a la región de Picardía. A la edad de dieciséis años se cambió el nombre a Rose y viajó hasta París para formarse en moda. Allí se hizo aprendiza en la boutique Au Trait Galant y a los veintinueve años pasa a ser una comerciante de modas y decide abrir su propio taller nombrado Le Grand Mogol. Pronto se hizo con una gran clientela entre la que se encontraba Luisa, la duquesa de Chartes, quien le presentó a María Antonieta. Esta quedó fascinada con sus creaciones y dos veces en semana Bertin le mostraba nuevas propuestas.

A mitad de siglo la moda del pouf se hizo muy popular, las mujeres se elevaban los empolvados cabellos (también se utilizaban pelucas) mediante cojines y además, se enfundaban en amplios y suntuosos vestidos. Entre Leonard, el peluquero de la reina, y Rose llevaron la moda del pouf a otro nivel. Hacían que el peinado de la reina pudiese alcanzar los noventa centímetros de alto, además de decorarlo con ornamentos y objetos que representaban eventos recientes. Fue muy famoso el uso de barcos a escala. 

Bertin diseñó modelos como el Grand habit de cour (Gran vestido de corte), el robe chemise o el provocativo robe à la polonaise, que consistía en un corpiño que realzaba el pecho y unas faldas ondulantes que descubrían los tobillos gracias al uso de cordones laterales. El corsé se convirtió en una pieza clave en la moda de la época y era la parte esencial del lujoso vestido robe à la française, que creaba el conocido talle de avispa. Además, los diamantes, perlas, encajes, plumas, entre otras decoraciones, recargaban estos vestidos.

María Antonieta la nombró su “Ministra de Modas” y Bertin se hizo extremadamente popular, teniendo clientes de la aristocracia y la realeza en Londres, Viena y San Petersburgo, entre otros lugares. El conocimiento de su trabajo en el extranjero también fue gracias al uso de las llamadas “muñecas pandora”, que iban ataviadas con los diseños de Bertin y se utilizaban antes del nacimiento de las revistas de moda como forma de promoción.

El trabajo de Rose estableció a Francia como centro de la moda, cimentándose así la fama de la elegante alta costura de París. Aunque criticaban los excesos de la reina, las mujeres francesas imitaban todos los modelos que ella lucía, creando también de esa forma gran fascinación por la figura de Bertin.

Más tarde, debido a los recurrentes disturbios acaecidos en contra de la monarquía, María Antonieta decide pasar más tiempo en el Trianón, un palacete privado en Versalles. Allí llevaba una vida rural para la que Rose desarrolló la llamada moda à la Trianon. Esta dejaba atrás los tontillos, pañoletas y peinados grandilocuentes. El nuevo estilo estaba formado por bucles en el pelo, delicados sombreros de paja à la Gainsborough y ropa sencilla. Utilizaba tonos pastel: azul celeste, rosa empolvado y un dorado suave llamado cheveu de la reine.

Rose Bertin era cada vez más rica y famosa y es que sus precios eran exageradamente altos, aunque a la reina no le importó pagarlos. La situación en Francia era cada vez peor, las revueltas hicieron que los nobles (sus principales clientes) abandonaran el país por lo que Bertin trasladó su negocio a Londres, donde se reencontró con algunos de sus antiguos compradores. En 1795 volvió a Francia y trabajó brevemente para la primera esposa de Napoleón, Josefina de Beauharnais, aunque después se retiró y murió en 1813 en su casa de Epinay sur Seine. La marchante de modas consagró su vida a la alta costura y consiguió convertirse en uno de los pilares de la moda francesa.