Pi(x)el con piel de Filip Ćustić
- Lucía Montalbán
- 4 nov 2022
- 2 Min. de lectura
El artista hispano-croata, Filip Ćustić, se encuentra desarrollando su proyecto Pi(x)el en París.

Esta semana hace cuatro años que Rosalía publicó El Mal Querer (2018). Desde luego, este álbum conceptual fue un punto de inflexión en el recorrido profesional de la artista catalana. El trabajo fue muy aplaudido por el público y la crítica, incluso la reconocida revista Rolling Stone, lo incorporó en su selección de 500 mejores álbumes de todos los tiempos. Además, recientemente, lo catalogó en la 10ª posición en su listado de Mejores álbumes conceptuales de la historia.
Uno de los responsables de que El Mal Querer sea considerado una de las mayores obras de arte en el ámbito estético es Filip Ćustić, que fue el encargado de construir todo el imaginario que rodea el proyecto. Actualmente se encuentra en París desarrollando Pi(x)el, una de las últimas performances en la que ha trabajado este año. Se trata de un espectáculo que aúna fotografía, vídeo, escultura hiperrealista… y que trata de despertar un sentimiento de encontronazo con la representación física en la humanidad. Es decir, el artista ha intentado fotografiar a personas con todas (o casi todas) las características corporales que ha encontrado para superponerlas a través de pantallas en una escultura humana desnuda. Estas fotografías van cambiando con la interacción del público que asiste, creando así miles y miles de combinaciones posibles.
El artista busca generar un impacto real en las personas que tengan la posibilidad de observar su obra, cree que la tecnología es una herramienta que nos va a permitir a todos configurarnos como deseemos en todo momento, aunque actualmente podemos expresarnos a través de las prendas, el peinado, nuestros perfiles de redes sociales, creaciones artísticas… Ćustić cree que pronto podremos llevar encima (de manera virtual) lo que nos apetezca constantemente. De esta forma, los estándares seguirán siendo fácilmente alterables, pero no inalcanzables ni, por supuesto, asfixiantes. También, en este sentido, quiere señalar la existencia de la dismorfia corporal, un trastorno sobre la percepción de la propia imagen física. Afirma que siempre queremos lo que no tenemos y, una vez conseguido, nos presentan otro estímulo para alcanzar. Ciertamente, esta tendencia es agotadora. Frustrante. El joven traslada un mensaje sobre la belleza de cada poro (o píxel) de piel y, de alguna forma, con las bases tecnológicas de este trabajo espera ayudar a que todos podamos mostrarnos genuinos o, por el contrario, adulterados en el momento exacto. No obstante, no debemos olvidar que esta novedad sólo sería otra forma de expresarnos, nunca nuestra definición absoluta. Y que toda percepción siempre ha dependido de quien mira.
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