“A veces tengo un poco el síndrome de la impostora y me digo: ¿Y si se dan cuenta de que yo en realidad esto no lo sé hacer y se han equivocado?”
Paula Malia fulgura naturalidad y sensibilidad por todos los poros de su piel. Nos ha regalado en algo más de dos horas una master class de feminismo, amor libre y educación. Una conversación de barra de bar que ha dejado las capas más finas de una mujer integra al descubierto. Paula es esa amiga a la que quieres llamar en las penas y en las alegrías, la amiga de los te quieros infinitos y de los te extraño por siempre jamás.
LA MAGIA DE SER PAULA MALIA
“He trabajado de dependienta en sitios súper variopintos y de camarera. No todo ha sido un camino de rosas”
¿Cómo empezaste tu carrera? ¿por qué te convertiste en actriz?
Me viene por mi abuela porque es la única que se dedicaba de manera súper amateur. Ella me empezó como introducir en los circuitos amateurs donde ella actuaba, pero nunca me lo tomé como demasiado en serio hasta que me di cuenta al rechazar la plaza que tenía en la facultad de periodismo que este era mi mundo y me puse a estudiar interpretación.
¿Qué te dijeron en tu familia?
Mis padres se dedican a trabajos que nunca les han gustado y no han tenido la suerte de tener una vocación, sino que son trabajos más para para poder pagar las facturas a fin de mes. Tanto a mí como a mi hermano nos han como inculcado mucho esta cosa de haz lo que quieras, haz lo que te apetezca, pero curratelo mucho.
¿Y tienes miedo al fracaso?
Hombre, muchísimo. Lo hablábamos las chicas de Valeria. A veces tengo un poco el síndrome de la impostora que de repente, cuando te cogen en un proyecto que te hace muchísima ilusión hay días que dices: ¿Si se dan cuenta de que yo en realidad esto no lo sé hacer y se han equivocado?
¿Cómo haces para que las emociones de tus personajes no influyan en tus sentimientos reales?
Depende del proceso y depende de cómo trabajes. Pero a mí me gusta separar bastante, porque si no, cuando haces comedia te vas con buen rollo, pero cuando haces un dramón… Buf. Por ejemplo, este abril estaba haciendo una obra que iba sobre abusos: una chica que de repente descubre que su abuelo ha abusado de su hermano gemelo y por eso este se ha suicidado. Un dramón en toda regla. Yo me acuerdo que necesitaba irme a tomar una caña cuando acababa porque me iba con toda la bajona.
¿Qué te ha aportado el personaje de Carmen?
Uy, muchas cosas. Pues desde la oportunidad de haber estado en un proyecto tan grande como Valeria, que yo nunca había estado como coprotagonista de la mano de Netflix que se emite en 190 países, que es muy guay y que te da una visibilidad que otras productoras por desgracia, no te pueden ofrecer. Y luego el personaje en sí. Quiero mucho a Carmen y el día que nos tengamos que despedir, voy a llorar un montón. Tengo la sensación de estar creciendo junto con el personaje.
¿Crees que ha sido tu gran oportunidad?
Una muy buena oportunidad que me ha abierto muchas puertas. Creo que gracias a Carmen me conoce mucha más gente.
¿Qué es lo que más te pareces a Carmen?
Nos parecemos mucho en la torpeza, en esta cosa romántica y risueña, en saber reírse de una misma. Aunque Carmen creo que tiene como un estilo de vida mucho más estructurado que yo en realidad. Tiene un curro y tiene muy claro que quiere pareja, hijos y casa. Yo en esto soy un poco más volátil.
¿Has querido dejarlo en algún momento?
No, no, en realidad no. Creo que también he tenido suerte. Es decir, no he estado periodos extremadamente largos sin trabajar y he trabajado en otras cosas. He trabajado de dependienta en sitios súper variopintos y de camarera. Quiero decir que no todo ha sido camino de rosas, pero por suerte siempre he ido como encontrando algo que de repente que me animaba.
¿Crees que ahora a las mujeres de cierta edad se les da los papeles que se merecen?
Quiero pensar que poco a poco estamos yendo hacia allí. Creo que aún queda mucho trabajo por hacer y me da un miedo que te cagas porque ahora tengo 30 años y es como por favor, que esto se resuelva ya porque cuando tenga 50 quiero poder seguir trabajando y quiero seguir haciendo cosas interesantes. Hasta hace poco, a partir de los 45 pasabas a ser la madre de o la abuela de. Yo creo que una mujer de 60 o de 70 años es tan interesante y seguramente tenga tantas cosas que contar porque está de vuelta de todo.
¿En dónde te veremos próximamente?
Voy a estar haciendo teatro aquí en Barcelona, del 27 de octubre al 14 de noviembre en una versión de Macbeth en el teatro Lliure, que está dirigida por Xavier Berti, me apetece mucho porque es completamente diferente a Mundo Valeria. Aparte es en verso. También una serie de TV3 que se llama La última noche del karaoke.
ME, MYSELF & I
“De pequeña me leía la Bravo o la Superpop y era horrible. Todo era… ¿Cómo esconder michelines? ¿cómo comer para no engordar ni un gramo?”
¿Cómo es Paula?
Es muy indecisa como buena libra. Un poco caótica y muy amiga de sus amigas y amigos. Creo que es muy cuidadora de sus parejas. Tiene un punto romántico y le gusta tener detalles, pero a la vez es un poco caótica, un poco insegura.
¿Qué te gusta hacer cuando nadie te ve?
Desde que vivo sola también estoy descubriendo muchas cosas que no sabía que me gustaba hacer. Me encanta tomarme una copa de vino mientras pongo una serie y mientras acabo de cocinar algo. Cuando salgo a un cumple o un evento me encanta ducharme con la calma, arreglarme, ponerme temazos en plan Nathy Peluso y marcarme unos bailes y cantar frente al espejo.
¿Te preocupa tu aspecto físico?
Mentiría si dijese que no. Aunque cada vez menos. Tengo que decir que estoy contenta porque yo de adolescente era súper tímida, llevaba gafas y aparatos enormes. El dentista me preguntó si me podía hacer las fotos del antes y el después, porque esto era la Sagrada Familia de la ortodoncia. (Y nos reímos los dos a la vez).
Ahora cuando me tengo que hacer fotos, hay momentos en los que me puede costar un poco porque a veces pienso: Paula, ¿quién te ha invitado a esta fiesta? Pero a la vez no. Cada vez me siento más cómoda y cada vez tengo menos manías. También creo que hay algo de que se están empezando a normalizar todo tipo de cuerpos, que el feminismo está haciendo un gran trabajo en esto. Recuerdo que de pequeña me leía la Bravo o la Superpop y era horrible. Todo era… ¿Cómo esconder michelines? ¿cómo comer para que no engordar ni un gramo? Suerte que a mí no me dio por tener anorexia, porque al final éramos todas carne de cañón y gracias a dios nunca he tenido problemas alimenticios.
SIN PEROS EN LA LENGUA
“Deberíamos poder vivir en una sociedad que nos permita existir y coexistir con igualdad en nuestras diferencias”
¿Cuál es tu opinión sobre las redes sociales?
Has abierto un melón. Creo que puede ser una gran herramienta de trabajo al final. Te da visibilidad y te permite tener un contacto directo, pero también es un pozo de adicciones terribles. He estado mucho tiempo enganchada en Instagram. Me quité las notificaciones porque de repente yo iba a poner la alarma del móvil y me encontraba que llevaba media hora mirando historias de gente que ya ni conocía y dije: ¡Basta!
Ahora entro solo cuando quiero. Deberían enseñar a gestionarlas y hacer un buen uso en las escuelas porque te enseñan algo que no es cierto. Me ha pasado de poner una foto que estoy estupenda que me hizo un fotógrafo maravilloso y a lo mejor ese día estoy con un catarro en el sofá que no me puedo levantar y estoy en pijama sin duchar. Nunca muestran la realidad y hay que tenerlo muy claro para no volverte a veces un poco loco, porque es muy fácil compararte con todo lo que ves y ver que tu vida seguramente no es tan fantástica. Pero es que en realidad yo creo que la vida de nadie que tiene Instagram es tan fantástica.
¿Cuánto de realidad hay en tu Instagram?
Siendo muy honesta, hay. Pero estoy mucho más estupenda de lo que a lo mejor soy en realidad. Intento también que no sea solo fotos mías en la alfombra roja, pero porque tampoco es verdad. Me gusta ir calibrando.
¿Hay alguna causa social en la que creas que deberías participar?
Hay una cuenta que me encanta que se llama Femme sapiens, que habla mucho de la historia del arte junto con el feminismo, y me encanta. Quiero meterme en alguna organización no gubernamental y me interesa mucho Proactiva Open Arms. Creo que lo que están haciendo es muy difícil y es muy importante.
¿Crees que usar tu voz es importante para el mundo?
Pienso que yo puedo decir lo mismo que cualquier otra persona. No es que de repente tenga más aquí sabiduría que otros, ni mucho menos, pero sí que creo que en las causas en las que creo a nivel de igualdad, de stop contra la violencia de todo tipo, contra el acoso. A veces entro en Instagram Stories y te dan datos de violencia machista o de violencia homófoba y se te ponen los pelos de punta.
¿Qué hacemos con las personas que no son machistas, homófobas o racistas, aunque hacen el típico, PERO? Ese de “No soy machista, PERO…”
Yo creo que desde la escuela hay que hacer muchísimo trabajo a nivel de educación emocional y a nivel de educación sexual. Quiero pensar que cada vez estamos un poquito más cerca, se están dando pasitos, pero yo recuerdo la educación emocional y la educación sexual que yo recibí era absolutamente nula. Al final es que aprendes como mal y con patrones súper extraños heredados de la generación de tus padres que ya no es la tuya y que han cambiado un montón de cosas. Toda esa gente también tiene que aprender a escuchar. Porque nos escuchamos muy poco. Cuando tú estás abierto a una escucha activa de verdad y a entender por qué ese “pero” está mal, es fácil que lo entiendas, porque al final es algo que es dos más dos son cuatro. Es gente que a veces escucha poco. Está muy bien que aprendamos a no quedarnos con la primera información que nos llega y a tener un espíritu crítico, a poder discernir. Porque creo que también llegan muchos discursos que son súper demagógicos y que hacen mucho daño. Hay que poder quitar la paja del grano. Hay una intención detrás de ese discurso que embadurna con cosas muy feas.
¿Qué le dirías a esas personas que promulgan un discurso del odio?
Me crea mucha impotencia y me da mucha pena porque pienso… ¡wow, qué pérdida de energía vivir así! Creo que hay algo dentro de esas personas que no está bien colocado. Entonces diría: Cariño, ve al psicólogo.
¿Te consideras una persona libre?
A ver, depende de lo relativista que me ponga. Vivo en una situación privilegiada a muchos niveles, en un país en el que como mujer tengo muchos más derechos que en otros. A lo mejor dentro de mi burbuja puedo hacer lo que me dé la gana y en ese sentido sí. Luego, si analizo mejor creo que tenemos muchas cosas que nos vienen adquiridas desde una educación, desde un machismo, desde una cultura del cuerpo, desde un montón de cosas que al final tenemos otro tipo de burkas, salvando todas las distancias.
¿Has sentido alguna vez un acoso o abuso sexual?
Por suerte no me he encontrado en esa situación nunca, pero sí que ha habido algunas actuaciones por parte de algún profesor hacia las chicas de la clase cuando yo estaba estudiando que eran un poco abusivas, aunque en ese momento habíamos normalizado. El clásico viejo verde. En el instituto el TEATRA han salido un montón de casos de profesores que han abusado de alumnas y son profes que tuve. Para mí eso fue muy revelador. Me di cuenta de que había normalizado un montón de conductas que no son normales. No es admisible que una persona que trabaja con un material tan sensible como lo son personas de 18 años haga eso. Hay un abuso de poder absoluto y creo que se tienen que acabar este tipo de conductas.
¿Dónde crees que está la igualdad entre el hombre y la mujer?
Deberíamos poder vivir en una sociedad que nos permita existir y coexistir con igualdad en nuestras diferencias. Somos diferentes y tenemos necesidades diferentes. Nuestros cuerpos no funcionan igual. Incluso estamos hablando de hombres, mujeres, pero luego está toda la gente trans. Deberíamos poder vivir en una sociedad que abrace toda esa diversidad por igual. Las mujeres que nos preceden hicieron muchísimo trabajo súper válido, pero creo que también nos ha llevado a que hemos ido mucho a una corriente de que la mujer tiene que ser como el hombre y tiene que trabajar. ¿Y si de repente una mujer quiere ser madre y estar dos años con un periodo de lactancia? Es que es súper válido también y no hay tiempo para eso. Me encuentro en una edad que tengo muchas amigas que empiezan a ser madres y ves cómo conciliar tu carrera profesional con ser madre es súper complicado, porque por un lado te dicen: cariño, se te esta acabando el tiempo, tienes que ser madre ya, pero por otro lado te cierran la puerta.
¿Cuál es tu consejo para aquellas personas que sufren el rechazo por ser quienes son?
En el mundo en el que vivimos, en el que a veces no es nada fácil ser quien eres, eso ya es una gran victoria. Poder ser y existir siendo tú con todo lo que eso conlleva, ya te hago la ola porque creo que es difícil en realidad para todos, porque todos nos intentamos amoldar a algo que encaje y a sentirnos aceptados. Creo que al final es súper importante la red de personas que te rodean y creo que también con la edad vas aprendiendo más a quedarte con quien te quiere como eres. Si te has aceptado tú, que creo que es lo más difícil, ya está. Entonces rodéate de gente que te quiera como eres.
¿Qué le dirías a tu mejor amiga si quisiese salir del armario? Si tu hijo se declarase homosexual…
Es fuerte porque en realidad pienso que yo nunca tuve que decir: Mamá, soy heterosexual. Te das cuenta de la perspectiva. A un colega que de repente saliese del armario pues con todo mi apoyo porque al final quiero a esa persona le guste quien le guste. Es una orientación sexual, no por ser heterosexual o por ser homosexual va a ser más o menos amigo mío. Y respecto a mi futuro hijo, estaría a su lado si tuviese dudas, si tuviese inquietudes de algún tipo para poder resolvérselas, pero a nivel de educación sexual. Quiero decir, independientemente de su orientación, estar a su lado con todo es conocerlo un poco más.
¿Qué le dirías a esas personas que aceptan al colectivo LGTBIQ+, pero no creen que deban tener hijos?
Que vayan al psicólogo de verdad, es que no lo puedo entender. Hace poco vi un artículo de un padre que decía que se había indignado un montón porque en la película de la Cenicienta de Amazon Prime, Billy Porter interpretaba al hada madrina vistiéndose con un vestido y que lo ha indignado porque creaba un referente en su hijo, y pensé: Si tú quieres vivir aislado de la realidad y quieres que tu hijo también viva así, qué pena, qué pena. En definitiva, dos personas homosexuales pueden educar a su hijo como cualquier otra pareja. Incluso mejor.
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