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Foto del escritorRedacción Folie

MARTINE ROSE vuelve a la pasarela y todo huele a sexo queer

Son pocos los diseñadores que pueden hacer una guerrilla en el calendario tradicional de la moda y jugar con sus propias reglas. Martine Rose ha vuelto a subir a sus modelos a la pasarela londinense, pero se ha alejado de la norma y de la parafernalia de la industria. Una vez más ha emigrado a la cultura underground. Esta vez, Rose dejó de lado el norte de Londres y se dirigió a Southwark, donde se hizo cargo del antiguo spa gay Chariots. La diseñadora ha reducido las proporciones mientras hace un guiño a las fantasías sexuales de la cultura queer londinense.

A lo largo de los años, Martine Rose ha ido recogiendo influencias del lado más art de Gran Bretaña: raves ilegales, cultura de las terrazas, rock de los amantes, punk... a menudo servido con una dosis de estimulante atractivo sexual. Rose es una experta en encontrar matices ocultos en las referencias nostálgicas que contextualiza para un público contemporáneo. Y para la SS23, el resultado fue un homenaje a la candente historia gay de Londres. Ubicado bajo un arco de ferrocarril de Vauxhall, el sudoroso y añorado local fue una vez el hogar de raves y desenfreno de varios días, antes de que tristemente cerrara a principios de 2021 - otro lugar de vida nocturna LGTBIQ+ y espacio seguro perdido por el aumento de los precios y la gentrificación de Londres. Y bajo este entorno ha girado la estética de la colección.

La colección presentó una serie de looks que parecían sacados de un “walk of shame” continuado. Cómo si se tratase de prendas desaliñadas listas para ser recolocadas. Camisetas tres tallas menos con el lema "Eager Beaver” que muestran piel y que invitan a la lujuria mientras que el BSDM parece hacer acto de presencia. Las chaquetas de cuero estaban recortadas, abrazando los hombros como si estuvieran jadeando, y de las cremalleras de los vaqueros colgaban sugerentes llaveros fotográficos, proporcionados por la colaboradora y artista Roxy Lee desde hace tiempo, con imágenes tomadas de su reciente exposición X, Cold Lunch. Las chaquetas bomber hacen un guiño al estilo punk.


En definitiva, lo sucio también es moda.

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