Silvia Venturini Fendi se ha pasado 100% al cashmere. No ha dejado pieza sin el tejido más caliente y lujoso que se pueda encontrar para su último desfile de moda masculina.
Con el eco de Donna Summer en la banda sonora de Giorgio Moroder, la iluminación de bola de discoteca y un juego de pinball gigante, la pasarela se cernía en gris con el outfit inaugural y ya nos dejaba entrever lo que íbamos a ir viendo look a look.
Nunca jamás habíamos visto tanto cashmere en tan poco tiempo. Parecía una feria de este popular tejido. Abrigos, trajes con faldones asimétricos sobre pantalones, chándales, bolsas tejidas llenas de mantas de mohair… ¡Todo en clave cashmere!
En otras partes del desfile, había abrigos de piel de oveja pulverizada que parecían vaqueros desgastados, grandes pantalones de cuero con pátina bruñida y toques ocasionales de lavanda. La colección se cerraba con trajes de lentejuelas que se llevaban con el torso desnudo o con más de esos drapeados diagonales.
En definitiva, lujo vende lujo y la moda vende moda. Una máxima que Fendi sabe hacer más que bien.
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