Elon Musk ha promovido la ciencia racial, los tropos antisemitas, las teorías conspirativas de la supremacía blanca y ahora dona millones de dólares cada mes para garantizar la reelección de Donald Trump.
Pero la transfobia ha sido el mayor de sus red flags. Musk concedió una entrevista a Jordan Peterson en la plataforma de noticias de derechas Daily Wire, en la que habló de su distanciamiento de su hija trans -a la que durante todo el tiempo llamó con nombres falsos- y dejó más claro que nunca que su hostilidad hacia los derechos de las personas trans es personal.
Según documentos judiciales publicados en 2022, ella cambió su nombre legal y género en parte debido al “hecho de que ya no vivo con mi padre biológico ni deseo estar relacionada con él de ninguna manera, forma o manera”. Musk ha culpado previamente de este distanciamiento a los “liberales neomarxistas” que han tomado el control de las escuelas y universidades, quienes cree que la pusieron en su contra al enseñarle el “comunismo a ultranza [...] y un sentimiento general de que si eres rico, eres malo» - una explicación que se refería tanto a sus inclinaciones políticas como a su identidad de género”.
Pero durante su entrevista con Peterson, Musk habló más directamente de la influencia que la transición de su hija tuvo en su evolución política. Se describió a sí mismo como una persona “engañada” para que firmara los documentos que le permitirían a su hija recibir atención médica que confirmara su identidad de género. “He perdido a mi hijo”, dijo. “Lo llaman 'deadnaming' por una razón. La razón por la que lo llaman 'deadnaming' es porque tu hijo está muerto”. Este fue el punto de inflexión -continuó diciendo- que le hizo decidirse a destruir “el virus de la mente despierta”.
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