Stuart Vevers quiso alzar a Coach a los cielos en el Park Avenue Armory que nos mostró el New American Style del heritage de la firma.
En homenaje a Empire City, un vestido de punto desgastado abrió el desfile con la emblemática manzana en el pecho. Siguieron una serie de prendas de cuero, en consonancia con el carácter bullicioso de la colección.
Esta temporada también ha sido testigo de la reconfirmación de los abrigos y piezas de piel, confeccionados con diversas y sofisticadas técnicas de elaboración: desde el patchwork, realizado a partir de residuos de taller, hasta tratamientos y texturas para dar la idea de que una prenda ya ha vivido una vida antes de llegar a la pasarela.
Para no caer en lo demasiado clásico, Stuart Vevers y su equipo creativo se divirtieron con los accesorios: desde bolsos con forma de dinosaurios, labios, estrellas y lunas, hasta pendientes hechos con moldes de zapatos de muñeca, caramelos y piruletas. Vamos, toda una fiesta de la diversión.
Los modelos de shearling, icónicos para la casa de moda, renovados en un equilibrio entre practicidad y modernidad, no podían faltar en la pasarela, como en la particular chaqueta de doble botonadura, amarillo metalizado, combinada con pantalones acampanados, pero también en el abrigo de aviador reversible, confeccionado en varios largos. El tejido vaquero supuso un breve paréntesis ante tanto cuero. Las faldas bajaban hasta los infiernos y las espaldas fluían al son del andar. Pero Vevers también quiso dar algo más que protagonismo a sus sneakers.
Vevers moldea la imagen de una mujer fuerte y segura de sí misma, con un estilo underground que capta la esencia de la cultura americana, reforzando el ADN de la marca.
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