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Foto del escritorPablo Aragón Blanco

CARTA DEL DIRECTOR: La necesidad de ser visto

Vivimos por y para mostrar la falsa apariencia de la perfección. Vivimos con el fin de ser vistos, escuchados, leídos y en un fin último, reconocidos.

 


Seguimos estoicamente en este nuevo siglo la frase que dijo en su momento John F. Kennedy: “Sabes que una persona puede marcar la diferencia y todos deberían intentarlo”. Y nos aferramos con fuerza a ese sentimiento de que somos especiales y que somos los personajes protagonistas de una película. Ya sea esta en clave comedia romántica o drama shakesperiano con todos sus elementos que nos han querido vender desde el séptimo arte.

 

Pero he aquí un spoiler: Nadie te está grabando mientras andas por las calles de una gran ciudad, ni tan siquiera suenan violines amenizando el beso fugaz que te diste el sábado pasado con aquel desconocido. No, tampoco hay focos que iluminen tu rostro mientras crees que te estas alzando dos palmos por encima del suelo.

 

Aun así, tratamos de ser relevantes, únicos e inimitables. Lo intentamos con todas nuestras fuerzas e incluso buscamos la mejor forma para ser dignos de un like. Tanto que incluso en los últimos quince años se han producido en el mundo más de 500 muertes a causa de hacerse el perfecto 'selfie'. Claro está que algo está fallando. Hemos perdido la perspectiva de lo realmente importante y damos valor a lo efímero, a lo superficial y a lo que no expande el alma.

 

Esto es un problema que no tiene solución, que va a más y que nos engulle vorazmente con el paso de los años. No hay descanso y el “fast todo” hace que la tecnología, la IA y todo lo demás avance más rápido que el propio ser humano. Nos queda por ver si el nuevo mundo digital nos convierte en meros robots con el psique bien vacío.

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