top of page
Buscar
Foto del escritorPablo Aragón Blanco

CARTA DEL DIRECTOR: El sentimiento de culpa y el abismo

Hay diferentes formas de entender el mundo y cada uno tiene la suya. Muchas veces creemos que nuestra postura o nuestra posición es la verdad. Quizás incluso llegamos a mantener una batalla dialéctica por lo que creemos que es de “justicia”.

 


Llevo unos cuantos días con hastío emocional. Todo me puede y todo me supera. E incluso he dejado de ver cualquier noticia que no sea banal y superficial. No es que haya decidido de manera consciente que quiera dejar de ver sufrimiento y dolor. No. Mi cuerpo ha dicho basta. Me ha dicho sin decírmelo que es más fácil ponerse una venda ocular y sensorial con el fin de no empatizar con el prójimo. Y quizás sea egoísta o quizás tan solo sea una mera defensa ante un propio ombligo que ha cubierto el cupo de desgracias propias y ajenas.

 

Puede también que haya una cobardía latente que me acongoja ante un futuro incierto. He llegado a este punto ante tanto cruce de noticias tan continuadas y todas ellas con un tinte tan catastrofista y a la vez realista, y por ello la batería de la sensatez, del raciocinio, de la pausa y de la espera se ven arrastradas por el precipicio de la incomprensión. No me quedan más ganas ni más fuerzas de debate y no quiero emplear mi tiempo en seguir luchando en un mundo en el que el odio al diferente prima por encima del amor.

 

Ahora veo como se acercan esas fechas donde la luz y el papel de regalo cobran un especial significado para los reyes del consumismo y no me puedo olvidar de las caras sin rostro porque han sido cubiertas o bien de lodo o bien de polvo. Y lo vuelvo a pensar. Vuelvo a creer que nos estamos volviendo insensibles al dolor. Estamos en un punto de no retorno. Uno que nos dicta un “sálvese quien pueda” mientras el carpe diem se convierte en unipersonal.

 

 

Comments


bottom of page