Llevábamos un par de semanas ansiosos por ver cuál sería el debut de Daniel Lee para la maison más british, Burberry. Y ha superado con nota cada una de nuestras expectativas.
El desfile tuvo lugar en St Agnes Place y allí nos ha mostrado una exploración del heritage de la firma sin perder de vista su bien amada Gran Bretaña. Los cuadros son y siempre serán el mayor de los emblemas de Burberry y Lee ha querido que esta seña de identidad siga presenta hasta la saciedad. Eso sí, con un aire más punk y más brillante. Porqué alguien tiene que suceder a Vivienne Westwood en esto del arte del tartán y en la escena más punk. Lee sería un más que digno sucesor.
El regreso de Burberry Prorsum (introducido por Christopher Bailey en los años noventa y que refleja el logotipo del caballero ecuestre de Burberry de 1909, representado en adelante por la palabra latina "Prorsum"), fue una elección acertada. Herencia y nostalgia a partes iguales. Se convirtió en el centro de atención de los vestidos, pero también se escondió entre motivos a cuadros.
Los nuevos elementos de la maison se centraron en las rosas. "No todas las rosas son rojas", rezaba una camiseta gráfica. Y rara vez había una rosa roja, ya que el morado y el amarillo chocaban en los abrigos, el merlot y el naranja se mezclaban en los batines de piel morada, y el morado y el negro acentuaban los efectos de los vestidos que envolvían el cuerpo, cuya parte central lucía un peplum de ramilletes de rosas de tela. Las extravagancias llegaron en forma de vestidos confeccionados con minúsculas plumas multicolores.
Cada prenda jugaba con paletas de colores opuestos y evitaba ir a lo seguro, algo que echábamos de menos de Burberry. Está más que claro que el binomio Lee + Burberry es un total match.
Comments