Matthew M. Williams y Givenchy son el combo perfecto. Y hoy lo han demostrado con el último runway de la maison en París. El encuadre era inigualable, la École Militaire de París, y la espera nos tenía en un vilo. Nada hacía presagiar que los aplausos finales se sucederían sin parangón.
Todo empezaba con los modelos saliendo de una caja blanca gigante colocada en el centro y desfilaban por una pasarela blanca como la nieve, llena de agua, sobre la que caminaron las modelos, llamando la atención del público sobre las tecnológicas zapatillas de deporte impermeables y las botas de goma Givenchy, el nuevo must have de la próxima temporada. Pero la colección tenía mucho más que aportar. Mucha logomania, mucho neón, mucho streetwear y pantalones cargo por doquier.
En su primer desfile dedicado a la moda masculina desde que llegó a Givenchy en junio de 2000 hemos podido ver a Tyga y J Balvin. Ellos han sido testigos del Y2K de Williams que ha finalizado con una sastrería nada convencional donde las rodillas quedan al aire. Aunque no es el único roto y descosido ya que hay jerséis y camisas que también hacen lo propio demostrando la esencia vanguardista de Williams.
Y así, la colección de primavera ha oscilado entre chaquetas de concha brillantes, algunas de cuero fino, o elegantes tops sin mangas, y pantalones y blusones artísticamente deshilachados. Al igual que con su colección de firma 1017 Alyx 9SM, Williams tiene un don para los accesorios llamativos, presentando una gama completa de joyas Givenchy para hombres que giraban en torno a cadenas robustas y colgantes y pendientes de candado. Las gafas de sol envolventes tenían un aspecto genial muy similares a las últimas de Supreme, todo muy Y2K. ¡Larga vida a Givenchy y Matthew M. Williams!
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