“Muchas veces parece que no somos personas. Desde el minuto cero te idealizan y te tratan como un producto”
Son las 12:01 y un puntual Álvaro García Sierra (Salamanca, 14 de septiembre de 1996) está esperándome. Su particular sonrisa ya está reluciendo e iluminando un día otoñal que se cierne a gris. Son dos las horas que me dedica para hablar de todo el fenómeno que está siendo la serie “La fortuna” de Movistar+, de complejos, de lo más personal de su ser y de una máscara que ha moldeado en un hierro sólido difícil de romper. Y es que su bondad y nobleza te atrapan como una droga que te deja anestesiado. Solo quieres abrazar su alma para que sienta que no la vas a quebrar. A golpes ha aprendido el poder de la palabra, lo cruel del enjuiciamiento y la pura maldad. Una eterna sensibilidad que aflora a trompicones por el temor a vivir otra decepción más.
TOCADO POR LA VARITA DE AMENÁBAR
“Me han dado muchos palos sin ni siquiera haber visto la serie”
Una carrera que está despegando. Una carrera meteórica que se ha visto impulsada gracias a la oportunidad de un laureado Alejandro Amenábar. Un hombre que no teme al fracaso, pero tiene pies de plomo ante el porvenir. Un hombre con argumentos que ha vivido bajo una lupa y ha superado todas las expectativas. Álvaro Mel, pasado, presente y futuro de la claqueta.
¿Cómo empezaste tu carrera? ¿por qué quisiste convertirte en actor?
Cuando me vine a Madrid, la primera persona con la que hice migas fue Guillermo Campra (Actor) y como yo empezaba a ganar dinero con redes sociales para mantenerme aquí, necesitaba alguien que me llevase las facturas. Entonces me dijo: Habla con mis representantes porque así ellos, aparte de hacerte las facturas, te pueden manejar los contactos con las marcas. Hablé con ellos y me dijeron: ‘oye, ¿tú harías un casting? Y dije: ¡Pues claro!’
Entonces hice con Yolanda y Eva castings para “Élite” y para “La casa de papel”. No cuajó ninguno de los dos. Entonces, a la semana siguiente, me llama mi representante para una prueba de “La otra mirada”, y ahí empieza todo.
Cuando te dicen que no a un casting, ¿cómo lo llevas?
Fatal, Fatal. Cuando te dicen que sí a un par de casting te ilusionas más. Luego ya aprendes a que las cosas no van así y que este mundo es un poco caprichoso. Al final se juega un poco con tus sentimientos, con tu alegría, con tu no sé qué y eres tratado como un producto sin dejar de ser una persona.
¿Qué les dirías a esas personas que pueden decir que Álvaro es un poco estúpido?
Que por favor se sienten conmigo, se tomen un café y decidan. No me considero una persona estúpida ni arrogante. Muchos artistas en general construyen su carrera desde un punto de vista de la arrogancia. Yo personalmente prefiero la humildad y el trabajo.
¿Te da miedo que se te vaya la cabeza?
Sí, claro. Si no tuviese ese miedo yo creo que sería mucho peor. Ese miedo es lo que precisamente hace que no se te vaya la cabeza. Al final todos somos personas y por mucho que trabajes aquí no eres más que nadie.
¿Se podría decir que eres una persona accesible?
Sí. Aunque obviamente tampoco soy tonto y no voy a sentarme con cualquiera a contarle mis intimidades.
¿Tienes miedo a ese titular manipulado o al clickbait?
Cuentas con eso de primeras. Hay gente que lo hace, pero sobre todo creo que es otro tipo de prensa. Me acuerdo de mi primera entrevista telefónica, todo fue muy bien y después me encontré con el titular: “Yo vivo de mi cara bonita y de mi cuerpazo”. No dije esa frase en ningún momento.
¿A qué vino? ¿En algún momento hablaste de tu físico?
Para nada. Además, no estoy orgulloso de mi físico. En ningún momento pronuncie esa frase. Muchas veces a lo mejor dices una frase de forma natural y la sacan de contexto. Esto pasa. Pero claro, ese es el clickbait.
¿Te consideras más influencer o actor?
He sido influencer durante más tiempo, pero quiero orientarme mucho más a la carrera interpretativa.
¿Te gusta la palabra influencer?
No, la odio. A día de hoy suena como insulto. Estoy haciendo méritos para que se me considere como actor.
¿Has estudiado para ello?
No.
¿Tienes miedo a esa gente que no te categoriza igual por no haber estudiado en una escuela de arte dramático?
No, porque creo que tengo argumentos. La formación que he tenido como actor es la experiencia. El hecho de llegar de un lienzo totalmente en blanco a un director o directora también aporta mucho. Me quiero formar, pero más en aspectos técnicos como en cámara, aprender de fotografía… pero el momento de meterme en metodología no lo acabo de ver claro del todo. No quiero usar un método como algo universal para todo.
¿Cómo haces para que las emociones de tus personajes no te influyan cuando acabas de rodar?
Por ejemplo, en el capítulo 4 de “La Fortuna” hay una escena que tengo que llorar y me meto en el personaje e intento imaginar lo que le ha pasado empatizando con él. Ver realmente qué le pasa realmente, por qué está diciendo lo que está diciendo, tomarme la calma, decirlo desde el corazón, y que en el momento que haya un ¡corten! poder reírme o poder salir de ahí sin que me afecte. En un final de rodaje suele venir una emoción de felicidad y yo sin embargo estaba llorando por motivos personales.
Cuando te dijeron que ibas a participar en una serie de Amenábar, ¿qué pensaste?
Salí del casting pensando que me gustaba ese personaje sin saber que Alejandro sería el director. A la semana siguiente me llamaron y me dijeron: oye, que te quiere ver el director… Amenábar. Y me quedé blanco.
¿Cómo llevaste esa ansiedad de no saber que iba a pasar?
Fatal. En una reunión con Amenábar pusimos el proyecto encima de la mesa, hablamos mucho sobre el comic en el que se basa, hablamos sobre mí, hablamos sobre él, sobre las ideas que tenía. Yo, en mi ignorancia, le dije: ¿me has cogido entonces?; y me contestó: Bueno, 90 % sí, pero yo no mando. Me agarré al 10% hasta que empezamos a rodar.
¿Tienes miedo al fracaso?
El día de mañana se puede haber acabado todo y nadie te quiere. Es lo que hace que vaya con más cuidado y valore más las cosas. Teniendo el “no” en la cabeza es más fácil asimilar las cosas malas sin dejar de ser alguien positivo.
Estás cotizado.
No sé a qué nivel, pero sé que el producto interesa.
La palabra producto la repites mucho y es tan negativa…
No si sabes separarlo. Es decir, Álvaro Mel no es Álvaro García. Como en cualquier profesión que ejerces, creas un producto con el que trabajas, con el que vendes o con el que compras. En este caso el producto que yo he creado es un poco en base a mi persona. Soy yo, pero no soy yo.
¿Cómo dirías que es “La fortuna”? ¿Cómo animarías a verla?
Se puede clasificar como un thriller de aventuras, pero hay de todo. Desde un romance a una batalla naval del siglo XIX hasta una persecución, tiros…
Ahora llegas a ese público que antes no llegabas en las redes sociales. ¿Cómo llevas el que te pueda conocer más gente por la calle?
Te debes al público. Si esa persona que te para por la calle no te viese, no consumiese tu arte o tu trabajo, no serías quien eres ni podrías vivir de lo que vives. Obviamente tratando con respeto y que entiendan que eres una persona. Porque muchas veces parece que no somos personas. Desde el minuto cero te idealizan y te tratan como un producto.
¿Te han tratado mal?
Los peores son los padres y las madres. Imagínate una niña que llega con toda la ilusión del mundo y le dice a su padre: ‘Papá me haces una foto con esta persona’; y ellos me preguntan: ‘¿Y tú quién eres? ¿Por qué eres famoso?’ A veces es violento y te sientes como un producto o como un mono de feria, deshumanizado.
¿Con quién te gustaría trabajar en un futuro?
Guy Ritchie. Snatch es mi peli favorita.
¿Alguna vez has sido fan de alguien?
Skrillex. De hecho, tengo tatuado en el brazo el sello de su discográfica.
¿Tienes miedo a las críticas que no sean positivas?
Me da mucha rabia. Me han dado muchos palos sin ni siquiera haber visto la serie.
¿Qué es lo que has leído que más te ha dolido?
Que no entendían porque un influencer iba a ser protagonista de “La fortuna”, que no iba a dar la talla y que no entendían porque con la cantidad de actores que hay me habían elegido. La pregunta que más leí era: ‘¿Cómo Amenábar confía en este chico para darle un papel protagonista?’
¿Qué harías por dinero?
Nada que no atentase contra mi persona ni contra otras. Algo de lo que no me avergonzase.
¿Crees que la industria no te toma en serio como actor por ser influencer?
Claro está, esa mochila se lleva siempre. He hecho un casting, otro casting, pruebas, he perfeccionado el inglés, he aprendido tres frases en coreano, me he empapado en un rodaje de cinco meses con actores y actrices de una talla mundial y he tenido las tablas necesarias para poder desenvolverme ahí. No me han dado el papel por ser influencer. No por ser influencer empiezo y acabo la serie. Todo el mundo me miraba con lupa y si no les gustas, te echan a la calle. Hay mucha pasta. ¿Para qué se van a gastar la pasta en un niñato que no sabe actuar durante cinco meses?
¿Cómo sobrellevaste la lupa?
Yo siempre pensaba que si estaba allí era por algo. Me decía: Ahora que estoy aquí, voy a hacer las cosas lo mejor que sé.
EL HOMBRE DE LA MÁSCARA DE HIERRO
“No soy un modelo que tenga que tener un cuerpo perfecto y que tenga que estar en un peso ideal”
Cuando creías que nada ni nadie te puede sorprender, aparece una persona como Álvaro, y descubres que los prejuicios son muy malos consejeros. Mis presagios se fueron al traste cuando al rascar bajo la superficie me encontré una vulnerabilidad sin límites que desea ser amada. Hay un instante en el que tu cabeza hace clic y todo lo que creías conocer era un error 404 not found. Ahora solo me queda gritar a quien quiera escuchar que Álvaro Mel es puro corazón.
¿Cómo es Álvaro?
Soy muy sencillo, pero también tengo una máscara. Me dicen que soy muy reservado y realmente soy así porque he aprendido a ser observador primero. Me considero buena persona y alguien plenamente humano, pero sí que tengo esa máscara de no abrirme a la primera de cambio.
¿Qué te creó esa máscara?
Toda la vida que he tenido. Tampoco voy a victimizarme aquí, pero he ido aprendiendo cosas y he ido viendo que muchas veces es mejor ser reservado y callar, escuchar y luego hablar. Esperar lo peor siempre sin ser negativo sino positivo, pero ponerte en lo peor por si acaso.
¿Esperas lo peor de las personas?
Desde un principio sí porque voy leyendo a las personas. Si no conozco a la persona, me espero lo peor. A medida que voy conociendo a las personas puedo llegar a esperarme algo menos malo.
¿Quién te ha creado esa máscara? ¿Cómo has llegado a este punto?
He sido yo a raíz de cosas que han pasado. ¿Quién ha hecho esas cosas? Desde el principio, desde el colegio. No te sabría decir nombres exactos.
¿Consideras que has sufrido bullying?
No… (lo medita durante un par de segundos) A veces, pero más pequeño, pero no un bullying con importancia. Se me ha menospreciado mucho, pero siempre me lo he tomado desde la paciencia. Me he llevado mis chascos, me he llevado mis lloreras, me he llevado mis ¿Y si no valgo? ¿Y si no estoy a la altura? Creo que el tiempo al final pone a cada persona en su lugar. Hay gente que me trató fatal que ahora me habla en plan: ‘¿Qué pasa? Vamos a tomarnos algo, ¿no? Hace mucho que no nos vemos… a ver cuando vienes por aquí por Salamanca y nos tomamos algo’.
¿Qué piensas en ese momento?
Ya está. Pienso que yo soy muy feliz con lo que estoy haciendo. Espero que esa persona también. No deseo nada malo. Pero luego está esa doble moral de si pudiese sentarme con esa persona y decirle: ‘Tío, lo pasé tan mal. Me hiciste sentir tan mierda que es por lo que no me volvería a tomar nada contigo en mi vida’.
Por todo lo que me ha pasado me quedo con lo malo de las cosas, me ayuda mucho también a estar más pendiente, más alerta. Si hay 10 personas en una mesa, yo no voy a abrir la boca hasta los 15 minutos, hasta que sepa que le gusta a cada persona.
¿Te crea ansiedad la fama?
Le tengo respeto. La fama creo que hace más mal que bien. Estar en el punto de mira todo el rato, ser examinado y provocar esa facilidad en la gente para opinar sobre ti.
¿Has visto vulnerada tu intimidad?
Intento no tocar mucho ciertos temas porque no quiero que la gente sepa de mí. Tuve un episodio en el que lo pasé bastante mal en la calle Varillas de Salamanca. Estaba allí una noche con mis mejores amigos cuando tenía 21 años y me empecé a emparanoiar porque vi a dos personas mirándome. Giré la cabeza y otra persona me señalaba y me sacaba fotos. En ese momento sentí que me faltaba el aire. Sentí que me arrebataban mi libertad. Estaba paralizado y le dije a mis amigos que me tenía que ir, así que me puse la capucha y me fui a casa.
¿Qué te gusta hacer cuando nadie te ve?
Escucho mucha música todo el rato. Me gusta mucho estar en casa, en mi zona de confort. Juego a un juego en el móvil con mi hermano. También leo y dibujo mucho. Me encanta coger un folio y rellenar una hoja. No queda un espacio en blanco para dibujar. Empiezo cualquier cosa, sobre todo dibujo muchas nubes.
¿Alguna vez has mostrado tus dibujos?
Me planteé en algún momento contactar con alguna marca de ropa para esos dibujos, plasmarlos de repente en paneles, en algún patrón. Pero no les he mostrado mucho, la verdad.
¿Cuándo te sientas solo?
Cuando hay muchísima gente. Me siento solísimo y con inseguridad. No soy carne de eventos y me gusta estar con dos o tres personas cuando voy a un evento. Si no conozco a nadie me voy a los cinco minutos.
¿Cuál es el mayor sueño que tienes?
No tengo un sueño concreto. No quiero que me lleve a una frustración al no conseguirlo, o al ver lo lejos que está o que no lo voy a conseguir.
¿Cuándo fue la última vez que lloraste?
El otro día llegando a San Sebastián en el avión. Estábamos aterrizando e iba escuchando Outro de M83. Era una estampa preciosa mientras descendía mirando por la ventanilla y viendo todo verde, pensando qué iba allí a hacer, en lo que había vivido y en lo que me quedaba por vivir. Me empecé a emocionar, se me caían las lágrimas solas. Era pura felicidad.
¿Cuál es la peor experiencia que has vivido en tu vida?
Unos juicios en los que tuve que declarar y en cada lado estaba una persona que yo quería.
¿Te preocupa el aspecto físico?
No me preocupa, pero no estoy orgulloso con mi cuerpo. Las críticas con las que peor lo pasaba en redes eran las que decían que estaba famélico. Todo era orientado al peso. Es un trauma que tengo y lo hablaba mucho con mi psicóloga en Valladolid. Siento que me comparan y hace que me compare…
Pero, ¿tú te comparas?
No, no me comparo. Al final yo no busco ese cuerpo perfecto, pero escuchas muchas veces: ‘¡Tienes que comer más!’
No sé normaliza la delgadez y es horrible. Yo tengo complejos como todo el mundo y el mío es el de estar delgado. Nada me exige a mí que yo sepa tener un cuerpo de diez o estar con más kilos o estar con menos kilos. Te voy a poner un ejemplo: Llego a una sesión de fotos de una revista donde anteriormente he pasado mis tallas, y me suelta la estilista: ‘¡Ay, estás muy delgado! No sabía que estabas tan delgado. Estás muy delgado…’
Imaginemos que aparezco con 10 kilos de más. Esa persona que me viste y me pone el pantalón, ¿crees que esa se plantaría enfrente de mí para decirme… ‘¡Estás muy gordo!? Si, estás muy gordo. ¡No sabía que estabas tan gordo!’ ¿Tú crees que lo habrías hecho?
No soy un modelo que tenga que tener un cuerpo perfecto y que tenga que estar en un peso ideal. Y tú no estás teniendo un respeto al decirme que estoy muy delgado porque tú no sabes por lo que yo he pasado. He podido tener un trastorno alimenticio o he podido estar un mes en una clínica preocupado por mi peso, tratado por profesionales.
¿Te ha pasado recientemente?
Si. Se ve como algo positivo. El estar delgado es como algo que se puede recriminar y echar en cara.
SIN PREJUICIOS
“Si tienes ansiedad, normalízala y trátala. Es una enfermedad mental que debes curar”
No hay nada más instructivo que la verdad. Cuando Álvaro te mira a los ojos sientes que hay verdad y no hace falta que te de ciento cincuenta explicaciones para entender lo que te quiere decir. Te habla con la mirada. Y está dice tanto…
¿Cuál es tu opinión sobre las redes sociales?
Son un escaparate y no son la realidad. Cualquier usuario de redes sociales intenta enseñar lo mejor, intenta enseñar una realidad que no es. Nos está consumiendo un poco porque te acabas comparando. Yo estaba en verano en el sofá viendo Instagram y me estaba martirizando al ver que todo el mundo estaba en la playa. Pensé: ¿Por qué coño me estoy comparando con una persona que a lo mejor está poniendo que es súper feliz y no lo es?
Luego está el tema de los cánones de belleza que se promulgan en redes sociales. En los hombres va enfocado a estar mazado, machacado en el gimnasio. Pero en las chicas las exigencias son mayores. La sociedad impone esos cánones creando muchas más inseguridades. Esto está llevando a una visión del género femenino idealizado lleno de operaciones estéticas, lleno de una perfección, de que tenga determinado pecho, que tenga determinada cadera… Se está transmitiendo a las niñas de 15 años que ven a una persona de 22 años que no es natural o vende una no naturalidad como algo natural, como algo que hay que seguir, como algo que está bien. Mucha gente al consumir este mensaje se acompleja de su cuerpo. Esto es un gran problema.
¿Hay alguna causa social en la que creas que deberías participar?
Debería participar mucho más en el veganismo. Porque sí que es verdad que como carne y eso está mal. De hecho, hace nada Greenpeace mostró cómo las macro granjas emiten una cantidad increíble de metano a la atmósfera, que maltratan a los animales, que tienen las medicinas por ahí tiradas o que los cerdos hembra paren en jaulas y que sólo tienen espacio para girarse y amamantar a los lechones. Estos mismos lechones mueren al poco tiempo en las fábricas... En eso sí que debería colaborar más y no lo hago tanto. Pero cualquier causa social que se presente como alguien que no tiene voz suficiente para hacerse escuchar, yo intento dársela.
¿Qué le dirías a todas esas personas que promulgan discursos de odio?
Que tu libertad de expresión acaba donde empieza la del otro. Con esto es importante entender la paradoja de tolerar la intolerancia. Referida a que hay que ser tolerante, pero no se puede tolerar la intolerancia. Hay un partido en concreto que promueve discursos de odio y se quejan de que no tienen libertad de expresión. Cuando estás atentando y promoviendo que otras personas no tengan libertades con tu discurso, pierdes el derecho a la libertad de expresión.
“Fuera sidosos de Madrid. Fuera maricas de nuestros barrios...”
Me parece vomitivo. Ese discurso de odio promueve odio.
Cristina Seguí, colaboradora de OKDiario criticó las desoladoras imágenes en las que un hombre se abraza desconsolado a una voluntaria de la Cruz Roja y escribió lo siguiente: "Pocas imágenes reflejan mejor la decadencia moral de esta gente y sus discursos buenistas. Oenegista abrazando a un ilegal tras pasar 4 min en las “gélidas” aguas mediterráneas, y él aprovechando la turgencia de sus senos...”
Está sacado de contexto. Es populismo barato. Me enerva muchísimo. Ojalá se viese sin recursos y a ver cómo lo afrontaba. Realmente no sé qué está pasando por su cabeza para escribir semejante salvajada.
Las terapias de conversión en palabras de Macarena Olona: “Es un error prohibir que los homosexuales acudan a terapia que les ayude a encontrar su identidad”.
Es nazismo. Ser homosexual o ser heterosexual es lo mismo que ser moreno de pelo o ser rubio. Un paralelismo. Es como si me dijeses voy a coger a estos morenos y los voy a reeducar para que sean rubios. ¿Cómo pretendes que eso pase?
El problema es la educación que nos inculcaron de pequeños. Ahora si de repente, un niño sólo viese personas del mismo género atraídas por el mismo género lo consideraría normal. Estoy muy en contra de lo que dicen estos partidos sobre dos homosexuales besándose en la calle en frente de un niño es una atrocidad. Ojalá hubiese la misma cantidad de homosexuales que heterosexuales, porque entonces ese niño sería lo suficientemente abierto de mente como para elegir el día de mañana.
¿Cómo ves la criminalización de la inmigración?
Es asqueroso. Ahí pido la sensibilidad y la empatía del resto de personas. Imagínate que tú no tienes recursos y te vas a trabajar a Alemania. Es que ojalá a esta gente le pasara eso en esa situación, por el simple hecho de haber nacido en otro sitio y por el simple hecho de no tener recursos y venir a buscarte la vida se te criminalice. ¿Cuántos españoles hay que son criminales?
¿Ser inmigrante es sinónimo de criminal?
A día de hoy, sí. Ahora mismo ves a alguien que tiene otro color de piel o es de otra etnia diferente y la gente mete el móvil en el bolsillo. ¿Piensas que te va a robar? Nos han vendido que vienen a robarnos y eso es basura.
¿Tienes algún prejuicio?
Ninguno. Me doy cuenta de que vivo muchísimo mejor.
¿Qué es para ti la igualdad entre hombres y mujeres?
El mismo número de oportunidades y el mismo trato. Que no se eduque en que por ser mujer eres más débil, el que se deje de permitir los comentarios acerca de las tías y se aplauda entre grupos de amigos. La igualdad empieza en condenar esos comportamientos en tu grupo de amigos.
¿Has condenando esos comportamientos?
Sí, y de hecho he condenado comportamientos hacia personas que no me agradan del sexo opuesto. Intento apoyar lo máximo posible, intento difundir, intento meter en la cabeza la idea de que somos todos iguales. Pero tanto con el conflicto hombre o mujer como el conflicto de género, todo. Al final, en la diversidad está la cultura. España es así porque hay esa diversidad y esa cultura. Ser español no significa ser una raza aria. Significa que eres un popurrí de razas que no te lo crees ni tú.
¿Qué podemos decir a esa persona que piensa que es una raza aria ser español?
Ojalá hacer un estudio de su ADN y ojalá que le enseñaran de dónde proviene. Ojalá hacer un árbol genealógico y decir: Mira, que sepas que eres de Marruecos y afroamericano. Ser español no es ser meramente español como tal, como concepto. Por eso tenemos la comida, edificios, cultura y música que tenemos. Porque eso es ser español. Si tan orgulloso te sientes de ser español, siéntete orgulloso de tener sangre de Marruecos, de allí, de aquí, del norte, del sur, del este y del oeste.
¿Qué es para ti la salud mental?
La salud mental es muy importante. Yo he ido al psicólogo e incluso he tomado Prozac cuando vivía en Valladolid. Estaba muy perdido con 19 años. No pasa nada, absolutamente nada. Es como si te rompes una pierna o cuando tienes un catarro y vas al hospital porque son enfermedades físicas. Si tienes ansiedad, normalízala y trátala. Es una enfermedad mental que debes curar. Me parece exactamente lo mismo.
¿Ir al psicólogo es tabú?
Está cambiando. Antes decir que venías del psicólogo era porque tenías que estar enfermo. Mucha gente ahora va al psicólogo estando sana, es una revisión. Una puesta a punto.
EQUIPO
Modelo: Álvaro Mel
Fotografía: Leticia Díaz de la Morena
Estilismo: Sofía Stein & David G. Miras
MUAH: Óscar de Jara
Video: Luca López
Redactora: Paula Polizzotto
Editor in Chief: Pablo Aragón
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Álvaro Mel comparte reflexiones muy profundas y personales en esta entrevista. Es valiente hablar sobre la soledad en medio de multitudes, la salud mental y la presión social relacionada con la imagen corporal. La forma en que aborda los estereotipos y la desigualdad es inspiradora. Me encanta su perspectiva sobre la diversidad y cómo todos deberíamos sentirnos orgullosos de nuestras raíces. ¡Gracias por abrir este diálogo tan importante!
Álvaro Mel siempre ha capturado la sensibilidad eterna a través de su arte, y este foro es un homenaje perfecto a su legado. Si estás planeando explorar más allá de las páginas, te recomiendo visitar https://www.autobidmaster.com/es/locations/usa/south-carolina/ para encontrar excelentes ofertas en Carolina del Sur. Su amplia selección de vehículos recuperables puede ser justo lo que necesitas para explorar nuevas rutas y descubrir la belleza de la costa este de Estados Unidos. ¡No te lo pierdas!